¿Tengo que bautizarme?
EL BAUTISMO BÍBLICO
¿Necesitan los creyentes el bautismo? La respuesta es sí, porque el bautismo da testimonio de nuestra experiencia de salvación, y también revela algunos puntos adicionales.
¿Se requiere el bautismo para la Salvación?
En Lucas 12:50 el Mesías dijo: “Tengo un bautismo con el cual ser bautizado, y cuán angustiado estoy hasta que se cumpla”. Cuando Yeshúa habló de este bautismo no estaba hablando de lo que le había sucedido tres años y medio antes – cuando fue sumergido en el río Jordán. Cuando dijo que tenía “un bautismo por el que pasar” estaba hablando de Su muerte, sepultura y resurrección. Hay una relación inherente entre la obra del Mesías, Su muerte, Su sepultura y cómo resucitó al tercer día. Todo esto está directamente relacionado con el bautismo.
Un ejemplo práctico
He aquí un ejemplo: El evangelio de Mateo habla de Yeshua llegando al río Jordán. Juan, confundido, dijo: “¿Sabes que tengo necesidad de ser bautizado por ti, y tú vienes a mí?”. (Mateo 3:14) Entonces el Mesías dijo: “Permite que así sea… para que se cumpla toda justicia”. ¿Qué quiso decir? Cuando el Mesías fue bautizado -cuando salió del agua después de haber sido sumergido por Juan- se oyó una voz del cielo, la voz de Dios. Los cielos se abrieron y una voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado”. Hijo, muchas veces bíblicamente, se relaciona con el concepto de siervo.
¿Por qué está Dios complacido con Jesús?
Mateo 3:17 nos revela que Dios Padre dijo esto de Yeshúa cuando Yeshúa salió del agua después de Su bautismo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. ¿Por qué el Padre estaba complacido con Yeshúa? El bautismo de Yeshúa transmitió a Dios Padre que Su Hijo iba a someterse a Sus propósitos. El bautismo de Yeshúa demostró obediencia – Él iba a obedecer la voluntad de Dios para Su vida. Iba a ir a Jerusalén. Además, iba a morir en la Pascua. No sólo iba a morir, sino que también iba a ser enterrado y al tercer día resucitaría de entre los muertos.
Dos aspectos importantes del Bautismo
Hay dos cosas que aprendemos basándonos en Lucas 12:50, así como de todos los pasajes que tratan del bautismo de Yeshua. El bautismo se identifica con la muerte, sepultura y resurrección del Mesías. Yeshúa está dando testimonio de Su fe. Primero necesitó fe para creer y luego le siguió el bautismo. Es creer en nuestros corazones que Dios resucitó a Yeshua de entre los muertos y confesar con nuestras bocas que Yeshua es el Señor (Romanos 10:9-10) lo que nos salva, y es nuestro bautismo el que testifica de esta salvación.
En segundo lugar, hay algo más que necesitamos tratar, y es la motivación para el bautismo. En Hechos 2:37 Pedro había estado enseñando a un grupo de personas. Cuando escucharon el mensaje, les atravesó el corazón. Entonces dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “¿Qué haremos ahora?”. La pregunta, en efecto, era cómo podían obtener la salvación. Entonces Pedro reveló lo que era lo normativo cuando alguien quiere responder al evangelio. Pedro respondió: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre del Mesías Yeshua para perdón de los pecados y para recibir el don del Espíritu Santo”. Esta es la respuesta normativa a la obra salvadora de Dios. Él ya ha hecho la obra, y nosotros la recibimos por fe.
¿Constituye el bautismo una parte de la Salvación?
Marcos 16:16 dice: “El que haya creído y recibido el bautismo, obtendrá la salvación”. Si así terminara el versículo, tendríamos que decir: SI, el bautismo es necesario. Sin embargo, observe lo que sigue… Dice: “Pero el que no cree, es condenado”. No dice que el que no es bautizado será condenado (El ladrón en la cruz no fue bautizado pero Yeshua le dijo que estaría con Él en el paraíso porque creyó – Lucas 23:42-43). Sin embargo, cuando juntamos toda esa declaración, nos enseña que aunque no vamos a ser condenados si no somos bautizados, no deja de ser un comportamiento normativo que acompaña a la salvación.
¿Qué nos dice esto? Es creer, y sólo creer, lo que es necesario para salvarse. Si no creemos, nos condenaremos.